SANTA BÁRBARA, VIRGEN Y MÁRTIR PATRONA DE LOS MINEROS
Nos encontramos frente al caso de una mártir cuyo culto estuvo muy difundido desde la antigüedad, tanto en Oriente como en Occidente, según las numerosas redacciones en griego y las traducciones latinas existentes de la passio de Bárbara, sin embargo, por cuanto se refiere a las noticias bibliográficas, poseemos muy escasos elementos: el nombre de Bárbara (cuyo significado es extranjero), en el origen oriental, con mucha probabilidad Egipto, y el hecho del martirio. La época, según las diferentes tradiciones, puede situarse en los siglos III o IV. La mayoría de dichas tradiciones coinciden con la siguiente narración. El padre de Bárbara, Dióscoro, hombre rudo que rendía culto a dioses paganos, hizo construir una torre para custodiar en ella a su hermosísima hija, que era deseada como esposa por muchos pretendientes. Sin embargo, ella no tenía intención de casarse, sino consagrarse a Dios. Antes de entrar en la torre, al no haber sido todavía bautizada y queriendo recibir el sacramento de regeneración, se dirigió a una piscina de agua cercana a la torre y se sumergió en ella por tres veces diciendo: “Se bautiza Bárbara en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Por orden de su padre, la torre tendría que haber tenido dos ventanas, pero Bárbara quiso que tuviese tres, en honor a la Santísima Trinidad. El padre, pagano, al saber que su hija se profesaba cristiana decidió matarla, pero ella, atravesando milagrosamente las paredes de la torre, consiguió huir. Capturada nuevamente, el padre la condujo ante el juez, con el fin de que fuese sometida a tormentos y luego matada con crueldad. El prefecto Marciano intentó convencer a Bárbara de que se retractase de su fe; luego tras comprobar la inutilidad de sus intentos, ordenó torturarla envolviendo todo su cuerpo en tejidos ásperos y cortantes, hasta el punto de hacerla sangrar por todas partes. Durante la noche –continúa la narración, siguiendo un esquema común con las leyendas hagiográficas- Bárbara tuvo una visión y quedó completamente sanada. Al día siguiente, el prefecto la sometió a nuevas torturas aún más crueles; hizo depositar sobre sus carnes, nuevamente desgarradas, planchas de hierro candentes. Una tal Juliana, presente en el suplicio, al manifestar también ella sentimientos cristianos, fue asociada al martirio. Las llamas, encendidas al lado de ambas para torturarlas, se apagaron casi de inmediato. Bárbara, que fue llevada desnuda por la ciudad, regresó milagrosamente vestida y sana, a pesar de la orden de flagelación. Finalmente, el prefecto la condenó a ser decapitada; el padre mismo fue el ejecutor de la sentencia. Inmediatamente después bajó un rayo del cielo que consumó completamente al cruel padre, del que no quedaron ni siquiera las cenizas. El emperador Justino, en el siglo VI, habría trasladado las reliquias de la mártir desde Egipto a Constantinopla; siglos más tarde, los venecianos las llevaron a su ciudad. El culto de la mártir se difundió por Italia, importado probablemente durante el período de la ocupación bizantina en el s.VI, y se desarrolló posteriormente durante las Cruzadas. Se encuentran huellas de dicho culto en Toscana, en Umbría, en Sabina. En Roma, según el testimonio de Juan Diácono (Vida,IV, 89), San Gregorio Magno, siendo aún monje, solía rezar en el oratorio de Santa Bárbara. Aunque este texto sólo tiene valor para el siglo IX, en cualquier caso, es cierto que en dicho siglo fueron construidos oratorios en honor de Santa Bárbara, de los que da testimonio el Liber Pontificalis (ed. L. Duchesne, II, pp. 50, 116) en las biografías de Esteban IV (816-17) y León IV (847-55). Se invoca especialmente a Bárbara contra la muerte imprevista (alusión a la que sufrió su padre, según la leyenda); posteriormente su protección se extendió a todas las personas que estaban expuestas en su trabajo al peligro de muerte instantánea, como los artificieros, los artilleros, los carpinteros, los mineros; hoy se la venera también como protector de los bomberos. En los navíos de guerra se denomina <<Santa Bárbara>> al depósito de las municiones. La fiesta de Santa Bárbara se celebra el 4 de diciembre.
ICONOGRAFÍA: Casi con seguridad se puede afirmar que el primer atributo que aparece en su iconografía es el pavo real, que no interviene como símbolo genérico de inmortalidad, sino como probable alusión a un aparte de la leyenda en que se narra que las varas con las que el padre golpeó a la santa se transformaron en plumas de pavo real. Más tardío y más común es el atributo a la torre, que se recuerda su prisión y que, cuando se representa con tres ventanas, es también símbolo de la Trinidad, a la que la sata rindió honor público para dar testimonio de su fe. Hay también representaciones de la torre en construcción; y a menudo se representa la torre como objeto de pequeñas dimensiones que Bárbara sostiene entre las manos. Junto a la torre, que sin duda es el atributo más característico de Bárbara, se ve frecuentemente el copón, que la santa lleva en sus manos como propiciadora de una muerte confortada con los Sacramentos. Igualmente aparece con frecuencia el copón como atributo único. En algún lugar aparece con un cañón a sus pies, que se había pensado fuese una derivación de una representación malinterpretada de la torre, aunque esta hipótesis es poco probable; resulta más creíble, en cambio, la hipótesis de que dicho cañón haga alusión al estruendoso trueno que acompañó el castigo del padre de Bárbara. Desde el siglo XV, Bárbara es protectora de los artilleros y de los mineros, como recuerdo, probablemente, del rayo que fulminó al padre, responsable de su decapitación.
Fuente: capilla de Santa Bárbara (ETSI Minas y Energía)
Actualmente se expone en esta capilla una reliquia de la santa.