En 1968, la prestigiosa revista Nature publicó un artículo que informaba sobre la medición de una radiación muy particular proveniente del espacio estelar que podría haber sido producida por otra forma de vida inteligente. Tras la publicación de ese artículo, los medios de comunicación del mundo se apresuraron a considerar ese fenómeno como el descubrimiento del año. Sin embargo, hubo un elemento relacionado que acaparó la atención de los medios de modo más significativo, si cabe, que el descubrimiento en sí mismo: el hecho de que una joven y atractiva estudiante de doctorado hubiera estado involucrada en la medición de la radiación.
Después de su graduación en Ciencias Naturales, en 1965, se trasladó a Cambridge, donde realizó el doctorado bajo la supervisión de Antony Hewish, primer premio Nobel de Astrofísica.
Su proyecto de doctorado consistía en construir un radiotelescopio para estudiar los recientemente descubiertos cuásares. Jocelyn construyó manualmente ese radiotelescopio y lo dotó de una resolución asombrosa. De forma concienzuda analizaba personalmente todos los datos. El 28 de noviembre de 1968 midió por primera vez una radiación muy leve de una periodicidad terriblemente precisa. Aunque en principio se consideró que podría provenir de vida inteligente interplanetaria, fue ella misma la que, perseverando en sus medidas, descartó esa idea, ya que consiguió medir esa radiación desde un ángulo distinto del mapa estelar. Esa radiación es lo que hoy se conoce como púlsar, una estrella de neutrones que gira sobre sí misma y que es el único objeto donde la materia puede ser observada a nivel nuclear.
Jocelyn Bell Burnell público un artículo en ‘Nature’ que dio la vuelta al mundo. Desgraciadamente, al terminar su doctorado se casó y abandonó la primera línea de investigación para desarrollar una deslumbrante y eficaz carrera horizontal. La dedicación de su marido a la diplomacia la convirtió en una especie de nómada. Se involucró en la investigación de las universidades de las ciudades en las que vivió y se convirtió en una experta en distintos campos de la Astrofísica, incluyendo astronomía de rayos gama, astronomía de rayos X, astronomía de infrarrojo y astronomía submilimetrada.
En 1974, Antony Hewish, fue galardonado con el premio Nobel de Física, junto con Martin Ryle. Jocellyn Bell no fue distinguida junto a ellos, falta de reconocimiento que produjo mucha decepción en la comunidad científica.
Jocelyn ha comentado en alguna entrevista que ha padecido lo que se conoce el “síndrome del impostor” que consiste en creer que uno no vale lo suficiente, que no es suficientemente inteligente y que se ha demostrado que es muy común en mujeres científicas.
Fuentes:
https://mujeresconciencia.com/2014/12/03/el-universo-de-jocelyn-bell-burnell/
https://es.wikipedia.org/wiki/Jocelyn_Bell_Burnell
https://hipertextual.com/2015/10/jocelyn-bell-astrofisica-nobel